Quiero aprovechar este
post rendir un pequeño homenaje al colega Waslaico, por cuya
mediación llegué a esta película de 1973 que ahora recomiendo,
basada en hechos reales difícilmente cuestionables. Sin entrar a
valorarla en profundidad, sólo diré que me sorprendió su enorme
vigencia. Como aval de esto último, me voy a permitir la
transcripción de un fragmento del diálogo que tiene lugar,
aproximadamente, a la hora y doce minutos, momento en que el lider
del movimiento Tupamaro que interroga al funcionario de la AID secuestrado, (alto
funcionario de la CIA en realidad), dice:
“Ustedes no enseñan
a defenderse de las bombas sino a utilizarlas. Son ustedes los que
necesitan a los terroristas. ¿Por qué? ¿Qué quieren hacer?”.
Los minutos
subsiguientes, en los que un periodista hace una relación
pormenorizada de los persojanes que se reúnen para formar una suerte
de gabinete de crisis “en la más alta cumbre”, valen su peso,
más que en oro, en realidad histórica.
A día de hoy, lo que
entonces (y aún ahora) querían hacer, es de sobra conocido por todos, como asevera Naomi Klein en su obra “La doctrina del
shock” (que existe también en forma de documento gráfico). Aunque
una película, como tal, no deja de ser “ficción”, catalogarla
de tal manera, sería, en mi caso, pecar de simplista, de escaso
conocimiento o de falta de perspectiva.
Para concluir y dado
que el particular dramatismo de la recomendación excede un tanto el
propósito general de este blog, me excuso y me permito la licencia
de modificarlo... por un día.
Gracias, colega, por
abrirme un poquito más los ojos.